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viernes, 1 de febrero de 2019

PROYECTO EDUCATIVO VIVIENDO LA DEMOCRACIA / EN EL ESPACIO DEL SABER-CON EL RPOFE EDI



INTRODUCCIÓN
El proceso de democratización en las últimas décadas se ha transformado y los ciudadanos han tomado más consciencia de su voto. Sin embargo, a nivel nacional, claramente evidenciamos que nos hace falta cultura electoral, pues los tarjetones en ocasiones no son claros, hay muchos candidatos y partidos políticos, en ocasiones no se usa foto, lo que tiende a confundir a los sufragantes. Hablando de un ámbito más local el proceso de democratización en las instituciones educativas se ha limitado en elegir al personero y al contralor estudiantil, la elección se genera por amistad o empatía, dejando de lado las propuestas, intereses y motivación por quienes se lanzan como personeros.

jueves, 31 de enero de 2019

PEDAGOGÍA DE LA EMANCIPACIÓN-PAOLO FREIRE/ EN EL ESPACIO DEL SABER -CON EL PROFE EDI



La educación tiene como pretensión servir de herramienta para el desarrollo de las  disposiciones naturales del hombre esto le conduce a una consecuente realización de su propia humanidad. Pero esta idea se ha vuelto abstracta porque la educación se ha convertido en una especie de repetición de los conocimientos que comúnmente se encuentran albergados en los libros, y de los que se creen tienen la verdad absoluta. En mi opinión las escuelas se encuentran impregnadas del carácter tecnicista, puesto que, los saberes prácticos empiezan a desarrollarse a partir de la Revolución Industrial, cuando la producción de bienes materiales empieza a ser la premisa de la civilización humana, esta situación opera bajo la lógica de un sistema de educación utilitarista, es decir, la capacitación se hace técnica –y conduce  a preparar al individuo no a obrar a beneficio del proyecto social, que pretende el beneficio común, sino al adiestramiento de obreros para desempeñar un trabajo- . En esta premisa se encuentra dada la relación educador-educando. 
 
El sistema de educación utilitarista, es sinónimo de controlar, dominar, oprimir, subyugar, avasallar. Por tal situación no permite la trasformación del individuo en la sociedad, sino que lo prepara para operar en ésta de forma pasiva y conformista que le ubica en una aparente felicidad, que impide el “desarrollo humano”. Éste refiere a, la capacidad que tiene el individuo para reconocer y concebir sus capacidades cognitivas y físicas como el medio-fin por el que se permita alcanzar continuamente una vida grata, es decir, el desarrollo humano no se encuentra vinculado al crecimiento o disminución de ingresos de un país, como no lo hace creer la educación utilitarista,  sino  que se atribuye al creación de un entorno en el que las personas puedan desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa de acuerdo con sus necesidades e intereses.

Teniendo en cuenta lo anterior, Paolo Freire aparece como uno de los precursores que pretende trasformar la dinámica de la educación utilitarista (mecanicista), que mantiene al individuo en una situación de conformismo ante su aparente felicidad, esto viene a ser revolucionar la visión técnica y/0 mecanicista de la educación. Puesto que, Freire plantea una pedagogía que se encuentra fundamentada en la voluntad emancipadora (praxis-social). Esta teoría se orienta a que cada individuo sea el autor de su propia historia. 

Ahora bien, surge la siguiente pregunta: ¿La educación actual le permitirá al hombre liberarse de las cadenas opresivas de una cultura dominante (capitalismo, educación utilitarista) o constituirá una utopía (esta última no es concebida como una fantasía inalcanzable, sino como la verdad a la que debe o estará inclinado el hombre, para alcanzar su desarrollo humano y su verdadera felicidad)?.

Hasta aquí he descrito dos reflexiones que se contraponen, la concepción de la educación mecanicista (opresión y dominio al individuo) y la concepción de la educación liberadora (práctica social y trasformadora). Ahora para lograr abordar la anterior pregunta, he divido este escrito en tres momentos: en la primera parte, alude a la condición en la que se encuentra el individuo en la pedagogía de la opresión. En la segunda parte, se alude a la propuesta de Paolo Freire y su característica y la actitud del educando y el educador. En la tercera, y última parte, la cuota personal que aboga por el aprendizaje dialógico como trasformador de la sociedad colombiana.

Ahora daré, inicio a la primera parte, que consiste en mencionar la condición en la que se encuentra el individuo en la pedagogía de la opresión.
La reflexión elaborada por Freire se dirige a la pedagogía que se caracteriza en la cultura oprimida, en esta se logra visualizar el problema en el que se encuentra la educación a lo largo de la historia, se arraiga, en una conciencia oprimida.

La conciencia oprimida se entiende como el auto-desvalorización del individuo, éste bajo esta condición es dominado fácilmente por quien lo somete y domina. El individuo oprimido tiene las siguientes características, es pasivo y se adapta a una sociedad opresora, es manipulable.  Para el oprimido, el opresor es en relación al  oprimido el individuo que le da significado a su existencia, puesto que, el opresor es  quien codifica  el pensamiento del oprimido impidiéndole actuar. El oprimido  se mantiene conforme ante esta condición de minoría de edad, esta actitud es cómoda y facilista porque le permite obtener un beneficio que logra subsanar algunas de sus necesidades, esto constituye una prolongación de este tipo de cultura (cultura oprimida), desencadenando una serie repetitiva de actos ligados a  lo siguiente: opresor-oprimido. “… la  violencia de los opresores hace de los oprimidos hombres a quienes se les prohíbe ser…”[1]. La violencia de la es que victima tanto los opresores como los oprimidos, le impide alcanzar una condición deshumanizante que le impide alcanzar el desarrollo de sus capacidades físico-cognitivas.

Lo anterior quiere decir, los opresores se conciben así mismo como las únicas fuentes del conocimiento o de la verdad absoluta. El opresor le indica al oprimido a actuar, vivir y guiarse a beneficio de la sociedad opresora, mientras que los oprimidos son solo objetos a moldear de alma extraída que viven sin ningún significado existencial, y en ningún momento se inclinan a la búsqueda de la experiencia (vivida en relación con la naturaleza-hombre y hombre-hombre). “… en última estancia es preciso que los oprimidos existan para que los opresores existan…”[2]. 

Por otro lado y continuando con lo propuesto, daré inicio a la segunda parte, esta  alude a la propuesta de Paolo Freire y su característica y la actitud del educando y el educador.

La teoría de Paolo Freire consiste en una educación determinada por la relación hombre- hombre y naturaleza- hombre, que obliga al individuo a salir de su condición: minoría de edad. Esto viene a ser la pedagogía debe constituir “la  auténtica liberación del hombre”, esto quiere decir, la pedagogía debe estar obligada a emancipar al individuo, a liberarlo de su condición de incapacidad. Para lo que debe estar orientada a una educación constructiva, que rechacé los canales conductuales en los que se encuentra la educación. Para precisar la pedagogía emancipadora tiene las siguientes características: reciprocidad (entre estudiante-profesor, estudiante-estudiante, estudiante-comunidad, aprendizaje colaborativo), reflexiva y dinámica, basándose en los procesos internos de construcción de conocimientos y estudiar la manera en que el estudiante interactúa con el medio para construir sus conocimientos, formando personas críticas que  tomen conciencia de su realidad y desarrollen su personalidad, sus pensamientos y actuaciones sabía e inteligente. “… El dialogo es una exigencia existencial.  Y siendo el encuentro que solidarizara la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro ni convenirse tampoco en un simple cambio de ideas consumadas por sus permutantes”[3]
De lo anterior se puede inferir, el educador y el educando son en relación al otro actores y autores de su propio conocimiento (histórico-humanizador),  la creación de esta relación tiene como fundamento, la interacción dialógica (dialéctica, método de conversación que constituye una retroalimentación) que tiene como propósito la autocriticidad.

A manera de conclusión, tanto los opresores como los oprimidos tienen que liberarse, depende de los educadores trasformar la sociedad, por ende, su interés debe estar mediado por una enseñanza que involucra continuamente el entorno de los educados, la investigación, la observación, la reflexión y desarrollo socio-cultural de las comunidades. La pedagogía emancipadora se inclina a desarrollar completamente las aptitudes y capacidades (físico-cognitivas) con las que alcanzara su autorrealización.

Después de explicar el origen de la pedagogía oprimida como desencadenante que se caracteriza por la sociedad silencio y la pasividad, apagando la propia cultura. La pedagogía del oprimido es un reflejo de la sociedad opresora. Esta constituye en una cultura de dominación entre el educador y el educando. Puesto que, el educador es el que se encarga de escoger los contenidos, es el que piensa,  es el que educa.

El educando es el sujeto pasivo que, se encuentra privado de su palabra, solamente, se encarga de repetir, acomodarse y seguir los lineamientos del educador. Aunque este modo de concebir el “desarrollo humano” es con frecuencia olvidado en el afán inmediato por acumular bienes y riquezas financieras, no debemos  soslayarnos de que la finalidad del desarrollo es el bienestar humano.

Ahora daré paso a la tercera y última parte de este ensayo, la cuota personal que aboga por el aprendizaje dialógico como trasformador de la sociedad colombiana y consecuente del desarrollo humano. Es necesario, mencionar lo siguiente: las condiciones materiales de una sociedad trascienden cuando lo fundamental es desarrollar las capacidades humanas. Por lo tanto, las capacidades más esenciales para el desarrollo humano son disfrutar de una vida larga y saludable, haber sido educado, acceder a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida digno y poder participar en la vida de la comunidad. Para intentar aproximarme a la concepción de vida en comunidad, la comprendo de la siguiente manera, en la que cada uno de los integrantes estaba dirigido al mismo fin, el desarrollo cualitativo y/o felicidad (Eudaimonía).

Y es perfecto para el individuo alcanzar la felicidad en unión con los otros. Una deducción que está determinada desde la disposición natural que tiene cada individuo de vivir en comunidad, lo que es comúnmente olvida por la sociedad colombiana, puesto que cada individuo solo se encuentra interesado en su propio bienestar. En consecuencia, debemos vivir como en su momento lo  Aristóteles: “vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz”[4]. Por así decirlo, en una comunidad los individuos estiman recíprocamente las facultades y capacidades de cada uno de sus miembros ya que estas son el aporte sustancial por el que se logra el desarrollo cognitivo en los demás. Esta relación recíproca es la que Honneth denomina solidaridad. Al respecto aclara Honneth: “{…} brindar solidaridad a alguien quiere decir, considerarlo /a como una persona cuyas propiedades tienen valor para una praxis común de vida”[5], esto es respetar las facultades de los otros, en aras de estas contribuyen con la potencialización de las propias.

En síntesis el desarrollo humano es reconocer y valorar las aportaciones que cada individuo otorga a la comunidad, porque una comunidad, es donde el yo y el otro se encuentran determinados por una relación intrínseca en la que ambos se reconocen en la misma (comunidad) como sujetos de acción, el uno (yo) sujeto activo, es en relación al otro sujeto pasivo, la fuerza potencializadora  de las facultades cognitivas de éste, pues el yo es en relación al otro, el motor por el que es proyectado el desarrollo moral propio y del resto de la comunidad.

En la sociedad colombiana la pedagogía de la emancipación se encontraría asentada en el aprendizaje dialógico constituye un importante potencial de transformación social. Y esto se ve reflejado consiste en la investigación y la observación, puesto que, el aprendizaje de cada individuo se haya involucrado dentro y fuera de las instituciones educativas, cuando el actuar y el aprender libremente está permitido. En este punto, es importante mencionar las “comunidades de aprendizaje”, las cuales constituyen un proyecto educativo que tiene por objeto la transformación social y cultural de los centros educativos y sus alrededores, enfatizando la importancia del diálogo igualitario entre todos los miembros de la comunidad, incluyendo a profesorado, estudiantes, familias, entidades y voluntarios.


  
Bibliografía:
Axel Honneth, “Comunidades postradicionales. Una propuesta conceptual”, En: Crítica del agravio moral, Fondo de Cultura Económica, México, 2009.
Aristóteles, Ética Nicomáquea, Gredos, Madrid 1985.
Freire Paolo, Pedagogía del oprimido (pdf). Fuente desconocida.




[1] Freire Paolo.  Pág., 37.
[2] Ibíd.  Pág., 38.
[3] Ibíd.  Pág., 71-72.
[4] Aristóteles, Ética Nicomáquea, Gredos, Madrid 1985. Pág. 132,1095ª   19-20.
[5]Axel Honneth, “Comunidades postradicionales. Una propuesta conceptual”, En: Crítica del agravio moral, Fondo de Cultura Económica, México, 2009,  p. 297.