El texto la política de Aristóteles se encuentra
compuesto de XIII apartados, los cuales
se han configurado de la siguiente manera: del capítulo uno al dos,
comprende la comunidad política; del capítulo tres al siete, se encuentra la
teoría de la esclavitud; del capítulo ocho al trece, la teoría de la economía.
Aunque este texto es de vital importancia para la comprensión de la teoría
filosófico-política de la antigua Grecia, tan solo, nuestra mirada ha sido
dirigida al estudio de la primera parte, pues con esta, es que se da inicio, a
la configuración sobre la noción de institución política, aquella que se encuentra
articulada para responder a la necesidades de los hombres. Con esto no se quiere decir que las demás partes
no son de vital importancia, sino que con aquella es se da apertura a la
configuración de la noción política constituida por Aristóteles en este texto.
Puesto que es la primera parte, que permite tener una visión objetiva sobre la
teoría de la comunidad política, por ende intentare precisar sobre la
concepción filosófico-política sostenida por el estagirita en estas dos
primeras secciones.
Ahora daré paso a la definición sobre comunidad política, toda comunidad se encuentra configurada con la intención de alcanzar un bien y este es el que constituye sin duda la máxima entre todas y de la cual hacen parte todos las demás. Aquella responde al nombre de comunidad cívica[1].
Pero aquellos que determinan que es lo mismo ser
gobernante, rey o administrador de una casa no dicen bien, en tanto que, no se
puede asumir que dirigir a unos cuantos o a una gran cantidad sea lo mismo,
puesto que pensar que “en nada difiere una casa grande de una ciudad
pequeña”[2]
, hará equiparar que la labor del uno con la del otro responde a una misma
concepción. Esta aseveración seria en tal caso inadmisible en tanto que, el
accionar del gobernante difiere del accionar del rey, pues en este último el poder
se encuentra en un solo hombre, es decir perteneciente a un estado monárquico, pero
en el gobernante, sus preceptos se encuentran dirigidos de acuerdo a las
normativas que prescribe la ciencia política.
De acuerdo a lo dicho anteriormente, queda enunciada la diferencia entre las formas de subordinar, someter y dirigir al hombre, según la exegesis propuesta por Aristóteles en este apartado, y mencionadas anteriormente, para ello se hace necesario vislumbrar de forma sintética cada una de las partes mínimas de las que se encuentra conformada la ciudad, para lo cual se dará paso a la determinación de la génesis de la ciudad y seguido a ello se lograra determinar que el hombre es un animal social por naturaleza, es por aquella última condición que se podría deducir lo siguiente, “la polis es una de las cosas que son por naturaleza”, y por ende el individuo un viviente político por naturaleza.
De acuerdo a lo dicho anteriormente, queda enunciada la diferencia entre las formas de subordinar, someter y dirigir al hombre, según la exegesis propuesta por Aristóteles en este apartado, y mencionadas anteriormente, para ello se hace necesario vislumbrar de forma sintética cada una de las partes mínimas de las que se encuentra conformada la ciudad, para lo cual se dará paso a la determinación de la génesis de la ciudad y seguido a ello se lograra determinar que el hombre es un animal social por naturaleza, es por aquella última condición que se podría deducir lo siguiente, “la polis es una de las cosas que son por naturaleza”, y por ende el individuo un viviente político por naturaleza.
Por otro lado, tenemos que la naturaleza no hace nada en
vano cada cosa ha sido encaminado a un solo fin, y este fin es el que
constituye el bien al que cada cosa deberá tender para su completa realización,
para lo cual deberá encaminarse como debiere ser, procurarse en cierto modo de
los medios necesarios para poder alcanzar su propio bien, es decir “la naturaleza no hace nada con mezquindad,
sino cada cosa para un solo fin”[3],
esto se puede conjeturar a causa de que, a pesar del devenir al cual se
encuentra expuesto el hombre en la naturaleza, siempre se hace preeminente la
siguiente condición, que viene dada a partir de la relación que se establece
entre la hembra y el macho, puesto que aquellos han sido conducidos a emparejarse,
con miras a una generación, y esto se produce a causa de que ninguno puede
vivir sin el otro, el individuo tan solo se reconoce así mismo en relación con
otros seres de su misma especie, podría decirse que está buscando reconocerse
en la disparidad que encuentra con su opuesto, la cual se hace posible, entre
el macho y la hembra. Vale la pena señalar también que el individuo que tiene
la capacidad de discernir, sobre lo que le es conveniente a los hombres, es un
jefe por naturaleza, además el que se encuentre subordinado a los preceptos de
otros es súbdito y esclavo por naturaleza.
Ahora bien todo el accionar del hombre se encuentra si se
podría decir determinado por la naturaleza, así que es menester deducir que
todo cuanto existe se encuentra configurado de acuerdo a lo que está supone, de
este modo queda mencionada la cuestión
en la que se empezara a configurar la institución política, pues como se señala
líneas arriba, la ineludible disposición que siente el individuo a vivir en
comunidad, y que se empieza a articular a partir de la primera relación que se
da entre los hombres, y que viene dada a partir de la primera comunidad que se
ha configurado naturalmente, que surge a causa de la relación entre el macho y
la hembra, aquella es la casa. Y la
unión de varias casas es la que daría pasó al segundo estadio configuración de
los hombres y es con la que se prosigue con la articulación de la comunidad
política, puesto que la unión de “varias casas” unidas con miras a lograr subsanar
las necesidades de los individuos “es la aldea”, necesidades que no serán
solventadas tan solo en la casa, puesto que muchas de ellas se van acrecentando
con el devenir al que se encuentra sujeto el hombre dentro de la naturaleza y
que se vienen a subsanar en esta unión entre los hombres.
El accionar de los integrantes de una aldea se encuentra
dirigido por los preceptos del más sabio, pues los individuos debido a su
tendencia a vivir en comunidad, reclaman la presencia de un ser que regule su
actuar, pues es él, el único que tiene la capacidad de discernir sobre lo que
le será conveniente a cada unos de sus miembros, en este caso vendrá a ser el
anciano o los reyes, y esto tan solo es llevado a cabo en la aldea, ya que
aquellos se encuentran sujetos por un grado de consanguinidad, pues como lo dice
homero: “cada uno es legislador de sus
hijos y esposas” [4].
Después de esta unión entre casas a la que se le denomina
aldea, prosigue la de las aldeas y es, esta última unión, a la que se le
denomina comunidad cívica, aquella que nace “a causa de las necesidades de la vida, pero subsiste para el vivir bien”[5]
, es decir todo cuanto existe dentro de ella, tiene la capacidad proveerles de
las cosas que le resultan útiles a cada uno de sus miembros para su
conservación; la polis representa para Aristóteles la fase terminal, en otras
palabras el desarrollo natural del hombre culmina en la asociación política,
pues dado que la naturaleza es un fin en sí misma, la polis también es un fin
en sí misma, ya que es aquí donde se encuentra la estabilidad que cada
individuo necesita para vivir bien, de esto se sigue que “vivir bien y obrar
bien es lo mismo que ser feliz”[6],puesto que para alcanzar la
realización los sujetos, deben de encaminarse por un perfecto accionar y del
que tan solo se hace posible por el hombre prudente, aquel que sabe cuando y
como debe obrar, conoce que es lo bueno y siempre lo persigue, comprendiendo de
ante mano que es lo conveniente para sí
mismo y para los demás, este es
el animal social.
Pero este fehaciente vinculo a vivir en comunidad, viene
dado por el hecho de que él es el único que posee logos, a diferencia de los
demás seres de la naturaleza aquel es el único que ha sido dotado a diferencia
de los demás animales, con un medio de comunicación racional que le permite
establecer acuerdos sobre lo justo e injusto lo bueno y lo malo, lo conveniente
e inconveniente, desde aquí se empieza a configurar su propia moralidad, la
cual le permite dirigir todo su accionar hacia una vida buena que tan solo
estará dada dentro de la polis.
Nada exime al hombre de esta unión, puesto que aquel solo
se puede percibir así mismo en relación con los demás, “el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia
suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios”[7],
esto quiere decir que los hombres son los único seres que se ven en la
necesidad de vivir en comunidad todo ello se sugiere por el hecho de que aquí
es donde ellos pueden alcanzar su propia felicidad, y no solo por esto, sino
que también cada una de las partes de las que se encuentra compuesto este todo,
no pueden estar soslayadas de este, pues esta es en la medida en que la parte
adquiere valides, pues la parte no debe ser anterior al todo, sino al contrario
el todo debe anteceder a la parte, puesto que “destruido el todo, ya no habrá
ni pie ni mano, a no ser con nombre equívoco, como se puede decir una mano de
piedra: pues tal será una mano muerta”[8] la polis es un organismo vivo,
en donde todas sus partes operan bajo la misma prerrogativa para qué todo se
mantenga conducido hacia la mantención de lo mejor.
Todo acto humano tiende hacia un bien, este constituye
sin duda la máxima a la que se deberá propender, y, será, para el estagirita,
la conformación de la comunidad política; en donde reposa un buen accionar por
parte de todos los miembros inscritos en ella, procurar la vida buena es sugerir
en cierto modo la eliminación de las contradicciones y/o divergencias, que en
cierto momento llegaran a desarticular la estabilidad dentro de la polis, pues el
viviente político, es el que se encarga entrelazar la trama y la urdimbre,
entrelazando los hilos que se encuentren dispares, pues aquel comprende cual es
la medida justa que le permite discernir cual viene a ser lo mejor para
mantener la armonía, puesto que la unión última de todos los fines intermedios
y coyunturales del hombre, son los que vienen a recaer en el fin último, como
se ha reiterado por Aristóteles, la polis. La polis es el resulta de la unión los
hombres, que se encuentran dirigidos hacia un bien humano, que es la vida en
comunidad y que será el retorno del hombre hacia su condición natural.
📣 Si te fue útil el contenido no dudes en compartirlo y subscribirte.
Bibliografía:
ARISTOTELES, Política, editorial Gredos, Madrid 1986.
ARISTOTELES, Ética Nicomáquea, editorial Gredos, Madrid 1985.
[1] ARISTOTELES, Política, editorial Gredos, Madrid 1986,
pág.46.
[2] Ibíd.
[3]Ibíd., pág.47.
[4] Ibíd.pág.49.
[5]Ibíd.
[6] Ibíd., Ética Nicomáquea, editorial, Madrid 1985, pág., 132- 1095ª.
[7] Ibíd., pág.,52
[8] Ibíd.
No hay comentarios:
Publicar un comentario